17/04/2015 |
La división de la aduana en norte y sur (al norte de Terminal 4, y al sur de Terminales Río de la Plata) es la parte visible de una reestructuración mayor que tendría, solamente, un carácter administrativo y operativo.
La disposición 13/2015 debería entrar en vigor en estos días, luego de una prórroga de varios meses. Con el nombramiento de Guillermo Michel al frente de la Aduana, Ricardo Echegaray se aseguró que hasta el 10 de diciembre se cumplan algunas de sus obsesiones (a pesar de que él tiene mandato hasta 2016): la digitalización total de los trámites y controles del comercio exterior, la descentralización de las operaciones de contenedores y una mayor presencia de la Aduana en las terminales.
Fuentes del mercado aseguraron a La Nacion que sería inminente la digitalización, por ejemplo, de los servicios extraordinarios, al tiempo que Echegaray habría establecido un plazo perentorio para que las terminales portuarias tengan su propio escáner. Las medidas van en línea también con la auditoría de las verificaciones y, sobre todo, del mecanismo de otorgamiento de turnos.
En una pelea entre terminales y despachantes por el tema de los turnos, sería la autoridad aduanera la que mediaría: "Los turnos los va a administrar la aduana, no la AGP", agregaron fuentes que siguieron de cerca los cambios en marcha. Todos esperan que la intervención del organismo de control sea salomónica. Pero muchos dudan también de su eficacia.
La incógnita es válida: ¿Cómo hará la aduana para dar los turnos si desconoce el posicionamiento de los contenedores en los playones? ¿Se meterá la aduana también con la oficina de planeamiento de cada terminal?
La Aduana, por el momento, declinó hacer ningún tipo de declaraciones tras las consultas de La Nacion.
"La decisión (de dividir la aduana en norte y sur) guardaría cierta lógica, porque se crearía un nuevo mecanismo que involucra a las aduanas operativas que pivotean sobre la Capital para optimizar así las operaciones logísticas y tratar de tener la supervisión del control en las áreas de concentración logística", explicó Horacio Alais, especialista en derecho aduanero y profesor de la Universidad Austral.
Según Alais, la decisión está en línea también con la idea de desarrollar nodos logísticos de concentración "tanto en Zárate y Campana como en La Plata". "Es una decisión operativa, y estimamos que va a mejorar la facilitación del control y optimizar los recursos de la Aduana", agregó.
Por su parte, el despachante Jorge Safe destacó también la medida. "Veo bien esta reestructuración. La Aduana reconoce con esta disposición que había fallas en el control y que no podía perseguir ilícitos luego de que se produjeran; es una forma de reconocer que para este control le faltaban elementos, y que por eso necesitaba redimensionar la estructura para contar de manera permanente con servicios que considera esenciales y que, antes, obviamente no existían", indicó.
Safe agregó que también se comenzó a clarificar cuestiones como los turnos y la forma en que se otorgan. "El artículo 121 del Código Aduanero es muy claro en cuanto a las zonas primarias aduaneras, donde todo debe estar autorizado y supervisado por la Aduana. Las terminales portuarias son zonas primarias aduaneras, y por eso llama la atención que la AGP se metiera con el tema de los turnos".
La disposición 13 afirma que también se va a controlar el cumplimiento de los plazos para las destinaciones aduaneras. "No hacía falta aclarar estas cosas. Tengo presentaciones hechas ante la Aduana desde 2001 por estos temas. La Aduana hizo la vista gorda durante mucho tiempo y, de esta manera, está reconociendo lo que no se hacía", amplió.
Alais, en tanto, agregó un poco de contexto. "La aduana -dijo- es servicio público estructurado como un mecanismo de control pero al servicio del comercio exterior de un país. El eterno problema es el equilibrio entre no afectar la función de control con el costos que implica el accionar de la aduana", señaló.
En la actualidad, las aduanas no controlan el ciento por ciento de las operaciones. Por esta razón, si la decisión es potenciar el control físico y documental, las dos vías para hacerlo son: o bien una estructura rápida de verificadores, o bien un sistema de turnos. "La Aduana tiene el mismo personal desde 1981, es decir, 5500 agentes, pero con cinco veces más de comercio. Con la plantilla actual, la política del control físico no da abasto. Por eso se cae en los turnos", dijo Alais.
Pero resulta curioso también considerando que la Aduana tiene también bien en claro la matriz de riesgo. La sintonía fina no llegó del todo a la diferenciación entre los operadores que cumplen y los que no. Si no, ¿para qué sirven los perfiles de riesgo?
"Hay miles de mecanismos de control electrónico inteligente. En Estados Unidos, la aduana que fiscaliza al primer importador del mundo, no sobrepasa el 2% de verificación física de las mercaderías", explicó Alais, tras agregar: "Las operaciones de menos de US$ 100.000 no tienen destinación aduanera".
Por último, contó el caso de la Unión Europea que, siguiendo también lineamientos de la OMA; tenderá a eliminar la destinación aduanera: "El control aduanero se realizará con la información que existe en la base de datos de las empresas", añadió.
Los vectores de registro y de control, así como también la capacidad tecnológica que armó Echegaray en el bunker de la avenida Paseo Colón es sustantiva y puede instrumentarlo todo. Pero el cuello de botella, todavía, se da en la participación física del funcionario. Todo indica que habría un cambio en marcha.
MAÑANA
Al cierre de esta edición, la medida que dispuso la creación de las aduanas norte y sur (091 y 092) no estaba del todo operativa, e incluso trascendió que su puesta en vigor se prorrogaría hasta mañana. Si bien algunos despachantes aseguraron haber podido oficializar DJAI en las nuevas aduanas, otros operadores argumentaron que el sistema les respondía que la destinación era inexistente. Lógicamente, toda modificación estructural de un sistema operativo requiere un "tiempo de ajuste" en servidores y actualización. Pero nada se dice respecto de las demoras que esto generará ni quién deberá enfrentar los costos extras.
Fuente:
La Nación