05/06/2015 |
Aumentó casi 50% en el primer trimestre del año, aunque mejoró en mayo; el Banco Central lo desmiente.
La política de comercio exterior del Gobierno y la escasez de dólares administrada por el Banco Central (BCRA) puso en pie de guerra hasta a los soldaditos de juguete. La invisible batalla entre las jugueterías pequeñas y los hipermercados -grandes importadores de juguetes- por espacio para acceder al cupo importador es sólo un ejemplo de las restricciones que surgen en tiempos de desabastecimiento de divisas.
Pero esas limitaciones se multiplicaron en el primer trimestre de este año. Según datos de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA) a los que accedió LA NACION, la deuda de los importadores con sus proveedores del exterior se disparó a US$ 6800 millones, lo que implica un incremento de un 47,4% desde fines de 2014. Los sectores más afectados, estimó la entidad privada, son la energía, la industria, la química y el consumo masivo.
De acuerdo con la CIRA, la deuda -que a fines de diciembre era de US$ 4614 millones- engordó sustancialmente. No obstante, los importadores afirmaron que entre abril y mayo el BCRA mejoró el acceso al mercado único y libre de cambios (MULC). "En estos meses comienzan a ingresar las divisas de la cosecha gruesa, con malos precios pero récord en cantidades; además de las de los bonos y nuevos tramo del swap de China. La situación es mejor y la deuda se achicó pero claramente no estamos a niveles de diciembre de 2014", explicó Diego Pérez Santiesteban, presidente de CIRA.
En cambio, en la entidad que dirige Alejandro Vanoli afirmaron que desde febrero en adelante -hasta abril inclusive- las autorizaciones de pagos para importadores fueron creciendo. "No hay deuda con los importadores porque en los últimos meses se incrementó el acceso al mercado cambiario de los sectores que demandan divisas para sus operaciones comerciales", dijeron desde el banco a este medio. "Por otra parte, esos pagos irán aumentando paulatinamente en un contexto de preservación de la estabilidad cambiaria", proyectaron.
De acuerdo con datos del BCRA, se entregaron a los importadores US$ 3200 millones (febrero), US$ 4000 millones (marzo), y US$ 4600 (abril). En tanto, según sectores, la industria automotriz recibió en esos meses US$ 2537 millones; el sector energético, US$ 1937 millones; la industria química, US$ 1831 millones; el comercio, US$ 1124 millones y para las ensambladoras fueguinas, US$ 644 millones.
"Desde el comienzo de año que se nos complica la vida, sobre todo para pagar a proveedores del exterior la compra de insumos críticos", sostuvieron desde una empresa global de consumo masivo en el país. En tanto, las automotrices (que tienen cupos para giros comerciales y nuevas inversiones) advirtieron que la cantidad de divisas giradas para insumos y productos es "insuficiente", pero que en los últimos meses el Gobierno está cumpliendo lo prometido. Incluso en una empresa admitieron que empezaron a achicar la deuda con sus proveedores. "Esto no es porque haya más dólares, sino porque la actividad se desplomó", sostuvo el empresario.
Las trabas a las importaciones comenzaron en 2011. Pero a principios de 2014, el Gobierno reunió a las 60 importadores más grandes del país y estableció cronogramas de pago a proveedores externos de acuerdo a una rigurosa administración de divisas. La inflación acumulada en los últimos años, la estrategia oficial de apreciación cambiaria, la nula inversión, el flaco saldo comercial y las limitaciones para conseguir nueva deuda impulsó al Gobierno a pisar importaciones y a enfriar la economía para cuidar los dólares.
En la actualidad, las empresas que requieren hasta 3 millones de dólares por mes (US$ 150.000 por día) no precisan intervención del BCRA para conseguir divisas. Desde ese piso, se precisa del sello que administra Vanoli. "En el primer trimestre pasaba que Costa [por el secretario de Comercio] te admitía declaraciones juradas anticipadas por US$ 9 millones y el Central te autorizaba US$ 6 millones", ejemplificó Santiesteban, que advirtió -no obstante- que ese proceso mejoró en los dos últimos meses, lo que pudo haber reducido la deuda en casi 500 millones de dólares. "Los supermercados reciben más del 50% de las aprobaciones de las DJAI en relación con las jugueterías puras", se quejó ayer Carlos Restaino, de la Asociación Argentina de Empresas del Juguete. La guerra promete continuar.
Fuente:
La Nación